R-C1/33-1-13/35 Serrano
A las cinco de la mañana se lanzan bombas de mano pero no explotan. Fue entonces cuando se decidió arrojar contra la casa tapones envueltos en trapos impregnados en gasolina y atados a piedras. Pronto, la techumbre de paja y ramas de la choza, que había resistido gracias a la piedra de sus muros, comenzó a arder. En medio de la oscuridad, la choza se convirtió en un infierno. Se vio salir del interior a algunos de sus ocupantes asfixiados por el intenso humo.
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