R-C1/33-1-13/37 Serrano
Los médicos observan los cuerpos de los amotinados unos acribillados, otros asfixiados y el resto carbonizado, antes de iniciar tan desagradable y comprometida tarea.
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Los médicos observan los cuerpos de los amotinados unos acribillados, otros asfixiados y el resto carbonizado, antes de iniciar tan desagradable y comprometida tarea.
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Un fotógrafo da un último vistazo horrorizado por lo que su cámara acaba de recoger. A la derecha se aprecian las zanjas abiertas para la inhumación de los cadáveres al finalizar las autopsias.
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Dos tablones apoyados en cajas de madera sirvieron para improvisar una mesa de disección en el Cementerio. Los periodistas Gil Gómez Bajuelo y Joaquín López San Miguel observan impresionados la masacre.
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El cementerio de Casas Viejas ofrecía la mañana del día 13 un panorama dantesco. Sobre la hierba aparecían los cuerpos inertes de dieciséis personas, quince agrupados y uno, apartado totalmente y carbonizado, perteneciente al guardia de asalto tomado como rehén en la choza de “Seisdedos”. Los médicos se disponen a hacer las autopsias a los cadáveres.
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Como resultado de la batida realizada por las fuerzas de asalto y la guardia civil se llevaron a cabo las detenciones de los vecinos de Casas Viejas sospechosos de haber participado en la sublevación.
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